Tempestis

  El humo ascendía al cielo detrás de ellos como una serpiente dirigiéndose hacia las estrellas, rompiendo la perfecta oscuridad de la noche. El pequeño conjunto de edificios de dónde provenía era como un faro en la noche mientras el fuego devoraba con voracidad el pasado de aquellos dos que corrían entre los árboles, alejándose de su vida pasada.   -Detente! Detente!- grito entre jadeos el zorro, unos pasos detrás de él –Ey! Detente, Fis! Con un suspiro de resignación, él lobo se detuvo en la entrada de un claro dándole tiempo a su compañero a alcanzarlo. Enfadado, el lobo se dio la vuelta con una maldición en la punta de sus labios